Donde dije digo, digo Diego. La semana pasada presentaba esta nueva colaboración diciendo que la dedicaría a personas anónimas que merecen todo nuestra admiración y respeto. Y voy yo, y una semana más tarde me descuelgo hablando de uno de los periodistas más reconocidos y queridos de nuestro país. Cierto. Pero en mi defensa, diré que en esta conversación con Antonio Lobato, no hablamos de Fórmula 1 o de coches, aunque algo de Alonso se nos escapa, sino de una causa solidaria en la que se ha metido, que merece toda nuestra admiración y respeto.
Y es que Antonio se va al desierto a correr la Titan Desert con el equipo de los Titanes por la Unidad Cris. No es la primera vez que va, pero esta vez, nos cuenta, llega con más ganas que nunca. Los niños y las familias que están en este momento pasando por el calvario que supone un cáncer infantil lo merecen todo. Cuando era niño, Antonio sólo montaba en bici en verano. Nos cuenta entre risas, que su primera carrera fue siendo un chaval. Era una carrera local y él decidió colarse con su BH de paseo. Rápido aprendió que esto de la bici no era un deporte para tomarse a broma. Retomó los pedales después de varios años en Madrid. Era una época de jornadas laborales infinitas, de estrés, tabaco, y colesterol alto… y la bici le devolvió el equilibrio y la salud que necesitaba.
En sus años de comentarista de Fórmula 1, cuando pasaba media vida fuera de casa, se prometía a sí mismo, que cuando lo dejara, correría la Titan Desert. Y así lo hizo. En 2015 y en 2016, que tuvo que retirarse por problemas de salud. Sufrió “como un perro”, hubo momentos realmente complicados, pero la fuerza mental y la experiencia que sacó de esas dos Titan, le hacen que mientras nos cuenta todas las calamidades que pasó, no pueda parar de sonreír.
“Esta vez vuelvo con la respuesta ya dada a la pregunta, ¿pero qué puñetas hago aquí?, que tantas veces me hice en las otras ocasiones». Antonio vuelve al desierto con el equipo de la Fundación Cris, con los Titanes por la Unidad Cris, que pedalean y luchan para conseguir fondos para que se pueda seguir investigando, y acabar de una vez por todas, con la primera causa de mortalidad infantil en los países desarrollados, el cáncer infantil. Hace unos días pudo conocer en persona a Isabel, la hija de Dani Guerrero, del que os hablé la semana pasada. Su hija superó una de las leucemias más complicadas que existen, y Antonio nos transmite la emoción que sintió al conocer a esa niña en persona, después de haber conocido su historia: “oír sus carcajadas era increíble, y no me puedo ni imaginar lo que sentirá Dani cada vez que las oye, después de haber pasado por momentos donde creía que la perdía. Es increíble”.
Conocer a Isa, ha sido un chute de energía más para llegar al desierto en plena forma y seguir apoyando la inversión en investigación, fundamentalmente en cáncer infantil, pero también por supuesto, en el adulto. Su mujer pasó por uno, muy complicado. Fue en la época en la que Antonio viajaba por medio mundo; “Es muy duro tener que llamar a las 5 de la mañana desde un hotel en EEUU a tu mujer, porque le tienen que hacer una biopsia, y pensar que lo tiene que pasar sola..”.
Creo que en la vida de Antonio, como en las muchas otras personas que de una u otra forma han vivido esta enfermedad, hay un antes y un después. “Cuando te pasa algo así, ves que la vida continúa; Tú te asomas a la ventana desde la habitación del hospital, y ves que la vida ahí abajo sigue, que nada ha cambiado. Y te giras hacia al otro lado, y ves que tu vida se ha desmoronado. Y te preguntas, ¿por qué a mí?”.
Por eso seguirán pedaleando, para que, los que se asomen desde esas ventanas, puedan ver que ahí abajo hay gente luchando por ellos, para que salgan adelante, como por suerte les ha pasado a ellos dos y a sus chicas. Llevamos ya un rato de charla.. y no me puedo resistir. Pregunto por Alonso. Sé que en estos años se han llevado muy bien, y que se guardan mucho cariño, pero, no salgo de mi asombro cuando descubro, que no sólo han montado juntos en bici muchísimas veces, sino que además, era el propio Fernando el que organizaba las salidas en bici, las etapas, e incluso, ¡los equipos! “Por supuesto Alonso era el líder de uno de ellos. Y yo su gregario. No veas cómo mandaba”, apunta
Por último le planteo a Antonio que se imagine un equipo para correr en la Titan Desert de pilotos de Fórmula 1. Sólo de pensarlo ya empieza a reírse, “¡¡Imposible!! ¡¡Se matarían!!” Pero bueno haciendo un gran esfuerzo de imaginación, nos dice que se llevaría al desierto a Fernando, Hamilton, Vettel y Verstappen… dos segundos más tarde vuelve a reírse… “Yo ni saldría. No durarían ni una etapa. Su competitividad los quemaría”.
Una última cosa, Antonio se comprometió con el equipo de los Titanes por la Unidad Cris antes de firmar con Movistar. Era comprensible que su nueva situación profesional no le dejara tiempo para este reto. Pero Antonio nos dejó claro a todos que su compromiso con el apoyo a la investigación del cáncer infantil, estaba por encima de eso, y de otras muchas cosas. Antonio es un tío de palabra. Antonio es un buen tío.
La entrada Lobato vuelve al desierto: «Tengo una buena razón» se publicó primero en A la Contra.